jueves, 27 de agosto de 2015

"Els Herois de Gràcia"


D'entre aquells difunts anònims de la classe obrera i pobres en general, enterrats durant el s. XIX en les fosses comunes del Cementiri del Poblenou (Barcelona), hi ha uns que una làpida reconstruïda farà cinc anys recorda, però que va ser col·locada en 1868, any de la revolució liberal coneguda com "La Gloriosa". Es tracta de la làpida de marbre en què figuren els noms dels rebels executats en 1856, coneguts com "Els herois de Gràcia", treballadors de la Vila de Gràcia que anaven més enllà de la revolta burgesa contra el retorn dels moderats .
La Història s'obstina a mostrar-nos com sempre que els obrers van fer costat a les "revolucions liberals" van ser abandonats i traïts pels burgesos. 

Al llarg del segle XIX, els aixecaments militars, cops d’estat i revoltes van ser uns fets bastant freqüents. Barcelona i els antics pobles del pla, avui convertits en barris de la ciutat, no van estar exempts de bullangues i barricades constants promogudes per les classes populars, les quals vivien envoltades de misèria, amb sous molt baixos i una esperança de vida curta a causa de les males condicions sanitàries i d’habitatge, l’alimentació insuficient, entre altres coses.
Una d’aquestes revoltes es produí el juliol de 1856, després del cop d’estat del general O’Donnell contra Espartero en el qual aquest darrer va ser destituït de les seves funcions. A Barcelona, aquests fets hi van originar diferents bullangues que van desembocar el 18 de juliol en una revolta popular, en la qual milicians i obrers es van apoderar de la ciutat durant quatre dies i van aixecar nombroses barricades en els barris populars del Raval i de Sant Pere. En canvi, en els pobles de Gràcia i de Sants, on el republicanisme i el sindicalisme estaven molt estesos, també es va produir la revolta, encara que el seu rerefons era un altre. 



A Gràcia, un d’aquests avalots va agafar per sorpresa el coronel Ravell i sis dels seus oficials, encarregats de la repressió de la vila, dins de la Casa de la Marquesa –avui passeig de Gràcia amb Sèneca.



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El 28 de juliol de 1856 van detenir a Sallent, a un grup de treballadors de Gràcia per la mort del coronel i dels  sis oficials.Van ser traslladats a Barcelona i el cap de dues hores els van portar a Gràcia, just el lloc on desprès d'incendiar la casa havien estat assassinats. L’autoritat comunicà els presos la sentència de mort que havia de ser executada immediatament, sense tràmits, judici, ni possibilitat d’apel·lacions. Entre moments de gran tensió entre els militars i els amics i familiars dels acusats van ser afusellats.
Els afusellats foren:
Baltasar Amorós
Joan Sué
Vicent Martí
Joan Blasco
Julià Paiesa
Jaume Casanelles 
Ramon Pujades 
Jacint Cortés 
Joan Saragossa 
Ignaci Inglés 
Jaume Vallés 
Josep Soler 
Ramon Esteve 
Jaume Urpí 
Facundo Calaf 
Antoni Coll 
Caló Borell
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En Octubre del año 2010 tuvo lugar en el cementerio del Poblenou, el Cementiri de l’Est, la reposición de la placa de mármol en recuerdo de los conocidos popularmente como “els herois de Gràcia”, con el que se conoce a un grupo de trabajadores de la Vila de Gràcia que después del fracaso de las revueltas de Julio de 1856 huyeron a la comarca del Bages donde fueron detenidos y conducidos de nuevo a Gràcia para ser fusilados sin juicio previo.
Los sucesos cabe enmarcarlos en la agitada historia a todos los niveles que se vivía en España, desde Julio de 1854 hasta Julio de 1856.
Tras la ruinosa situación a la que se había llegado con los gobiernos moderados anteriores, el partido progresista y los moderados insatisfechos como el General O’Donnell pretenden hacer una reforma liberal de la política del reinado de Isabel II y se inicia a finales de Junio la revolución del 1854 con un pronunciamiento, la Vicalvarada, a la que sigue el 7 de Julio el Manifiesto de Manzanares en el que se invita al pueblo a levantarse.
Se suceden levantamientos y revueltas por una masa social que vive una realidad de explotación y miseria. Los obreros catalanes se suman y lo desbordan cuando tiene lugar el conflicto de las selfactinas. Los hiladores y tejedores inician una revuelta ludita contra esas máquinas que les condenaban al paro, incendiando varias fábricas que trabajaban con ellas. Después de ser ejecutados tres obreros se sigue con una huelga pacífica hasta la retirada momentánea de las máquinas.
Es en este conflicto donde destaca Josep Barceló como líder obrero de la Societat de Filadors y como animador de la Unió de Classes, primer órgano unitario de coordinación de la clase obrera. Después Barceló se enrola en la Milicia Nacional, fuerza militar voluntaria de la revolución progresista para ser posteriormente acusado de un robo con asesinato que no cometió. Sin duda le pasaron cuentas ... Condenado como instigador del crimen, es agarrotado el 6 de Junio de 1855 en una Barcelona ocupada militarmente por el capitán general Juan Zapatero, que había declarado el estado de guerra.


Ejecución al garrote vil del líder obrero Josep Barceló 
Pocos días después las sociedades obreras son prohibidas, desposeídas de sus fondos y sometidas a jurisdicción militar. En este caso la respuesta obrera no se hizo esperar y bajo el grito de “Asociación o Muerte” se proclamó en Barcelona lo que se considera la primera huelga general, del 2 al 11 de Julio.En el 1856 el moderado O’Donnell da otro golpe de estado, esta vez contra los progresistas y se vuelven a repetir las revueltas. Es en estos disturbios cuando en Gràcia el coronel Ravell, muy impopular por haber intervenido en el consejo de guerra contra Josep Barceló, y seis oficiales más, son rodeados en la “Casa de la Marquesa” y mueren asesinados o a consecuencia de un incendio, cuya autoría nunca fue demostrada. La represión del capitán general Juan Zapatero provocará 403 muertos. Es entonces cuando los 17 trabajadores de la Vila huyen y son capturados y ejecutados el 28 de julio, a los que se sumó el 4 de agosto un jorobado, muy apreciado en Gràcia que con toda seguridad no había participado en los hechos.

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Antes de ser fusilados los rebeldes de Gràcia se despiden.
El verdadero carácter de la revuelta de Julio de 1856 iba mucho más allá de lo que nos dicen "los libros de historia", no era sólo contra un cambio de dirección en la política del gobierno central, sino que respondía a otros problemas sociales más profundos y arraigados, a la consolidación de la clase obrera y su conciencia de clase, como evidencia el siguiente informe militar del que se reproducen a continuación unos párrafos.

SUCESOS DE BARCELONA,
EN JULIO DE 1856.

 “Dos años hace que esas mentidas ideas socialistas, tan brillantes en su apariencia, de tendencias tan nobles elevadas, pero que, atacando la obra de los siglos, solo conducen en su aplicación de hoy la subversión de todos los principios sociales se habían abierto paso entre las masas proletarias, cuyos instintos halagan cuya sencilla razón fascinan con sus dulces promesas vistoso oropel. No tardó en darse conocer bien pronto en Barcelona su perniciosa influencia. Esta población eminentemente fabril, que de tiempo atrás viene marchando la cabeza de la industria española, por lo que hace la honra de su país, que se envanece con la proverbial laboriosidad de sus habitantes, dio fácil asenso aquellas ideas que preconizaban la holganza el predominio del obrero sobre el fabricante, que hábilmente explotadas por hombres criminales, quienes convenía la popularidad para el logro de sus intereses personales, produjo un estado de efervescencia continua de constante resistencia a las protectoras medidas de la autoridad superior, que, por falta de medios para hacerse obedecer cuando eran desoídas sus paternales amonestaciones, veía consumirse sin resultado sus rectos patrióticos intentos./.../ A imitación de Barcelona, los demás centros fabriles del Principado organizaban la resistencia a la autoridad, afiliándose la mayoría de los trabajadores en sociedades cuya apariencia eran los socorros mutuos, que se hacían fuertes por medio de la unión dueños de grandes capitales con que por aquel medio contaban, trataban de cohibir, abandonando colectivamente las fábricas, a los dueños de estas, obligarles  que cediesen a sus exorbitantes exigencias de aumento de jornales, o a que, en otro caso, fueran testigos de su propia ruina.”
El capitán del Estado Mayor 
Ramón Aguirre.

AGUIRRE, Ramón. Relación de los sucesos de Barcelona, en julio de 1856. Madrid : M. Rivadeneyra, 1856.

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